
El término utopía se usa a menudo en nuestra vida cotidiana, aunque en realidad es una palabra que tiene un significado más profundo.
En primer lugar, podemos recurrir a la etimología y al origen de este concepto. La palabra utopía está compuesta por palabras de origen griego y literalmente significa "ningún lugar", un lugar que no existe. Fue utilizada por primera vez por Tomás Moro en su obra Utopía. Esta famosa novela, ambientada en una isla de gobierno pacífico e idílico, es una fuerte crítica a los sistemas políticos de los siglos XV y XVI.
Esta palabra nace para teorizar una organización ideal de sociedad o de una comunidad que tiene características muy alejadas de nuestro tipo de sociedad que la hacen, precisamente, perfecta.
Podemos encontrar muchos ejemplos de utopía en la historia. Una de las más conocidas y antiguas es la utopía de Platón. En ella la sociedad se divide en tres clases asignadas según habilidades y competencias: la clase política, la clase militar y la clase productiva. Una correcta gestión de estas clases garantizaría el nacimiento de una sociedad pacífica y perfecta.
Existen, además, utopías más modernas, como el socialismo utópico, que nace como crítica al capitalismo y a la explotación del hombre a través de la apropiación de la fuerza laboral. Se basa en la existencia de una sociedad cooperante y autogestionada. Mediante la ayuda mutua, el trabajo colectivo y un sistema de decisiones comunes, garantizarían el funcionamiento óptimo de la sociedad.
El concepto de utopía, nace por varias razones, entre ellas dar la posibilidad de reflexionar sobre nuestra organización social y comprender mejor nuestro sistema social y político y reflexionar sobre lo que deberíamos cambiar para vivir bien. Este concepto también tiene una función de ' esperanza', es decir, convencer a la humanidad de que una sociedad mejor es posible.La utopía abarca una amplia gama de ámbitos diversos que van desde la religión, al modo de pensar, a la filosofía. Además de esto, durante el siglo XX, nace la crítica hacia el universo totalitario y los peligros que derivan del desarrollo desmesurado de la tecnología que llevará a la afirmación de la Distopia, es decir, el mismo concepto de utopía, pero con una acepción negativa.
La utopía se puede asociar, en la era contemporánea, también al mundo de la comunicación. Basta pensar en Internet, que hace posible la conexión con muchas realidades diferentes. El hecho de tener a disposición dispositivos móviles que nos permiten comunicarnos con quien queramos, dondequiera que estemos, hace pensar que hemos realizado una utopía, teniendo en cuenta que, hasta hace algún tiempo, se habría considerado algo irrealizable.